sábado, 26 de junio de 2010

“La bruja y el espantapájaros”

“La bruja y el espantapájaros”

De: Oscar Javier Palacios Torres

Érase una vez en la mente de un niño de ideas heterogéneas sobre el destino, con sueños muy vagos e imaginación decaída, sin la sonrisa inocente de la infancia y la expresión facial de un hombre maduro. Con la mirada pasiva de un anciano y vestido con una ligera bata blanca, a este niño que era casi un bebé le gusta excitar su creatividad jugando con una bruja y un espantapájaros, juegan a que nada es imposible y que los sueños de cristal con ponys rosados arden en una fogata consumidos por la llama del deseo carnal.

Cada vez que juegan, cada que se visitan en ese bosque mágico, los fantasmas cuidan del niño, lo protegen de esta bruja con cara de hada, hermosa cual ninfa griega, pero maldita como ninguna. Vestida con un largo vestido negro, ella vuela solitaria a un costado de la luna, riendo y gimiendo en decibeles que el humano común no es capaz de codificar. El espantapájaros su amigo fiel, viste un sombrero que fue carcomido por la polilla del olvido y un suéter que cuando el amor paro de tejerlo en un trapo de suciedad se convirtió, hecho totalmente de paja y con una tierna sonrisa en la cara, sus ojos negros y profundos ocultan el odio que tiene para con los humanos que le han maltratado.

Caminan tomados de la mano con este niño en medio, no recorren caminos amarillos inexistentes y obsoletos, no hablan con gatos depresivos, ni tienen contacto con reinas ninfomanas, o seres de alguna mitología; solo conversan o juegan a esconderse del mundo. Dibujan la vida de un hombre común e invitan a díos que los acompañe, pero su apretada agenda no se lo permite. Entonces los 3 regresan tristes a este bosque para perderse cubiertos por la lluvia en la que les encanta estar, aunque el espantapájaros pierda parte de su ser al estar ahí.

Llegado el momento de la despedida una pequeña aguja en el brazo del niño, los disipa, mientras se tornan borrosos y sus pequeños ojitos se comienzan a cerrar, los fantasmas giran a su alrededor hasta cubrirlo por completo. Un par de fuertes brazos lo toma y lo lleva hasta su cama. Lo arropa y le deja descansar hasta el siguiente día que se encuentran para jugar nuevamente.

Al despertar el desayuno compuesto de frutas, jugos y placebos mantienen la tranquilidad en el pasillo occidental que da paso al área de juegos, el cuarto de electro-choques esta ubicado al sur; David no tiene que preocuparse, aún esta muy pequeño para que usen esta terapia sobre él. Todavía tiene tiempo de jugar con sus amigos.

Las mañanas no transcurren muy rápido, el baño es otro momento para perderse en la lluvia, el agua que cae de la regadera le simula inocencia y en el suelo dibuja patrones asesinos, los rostros de sus padres que lo visitan una vez por semana, cada jueves a la misma hora.

A las tres del tarde, hora de la comida, nuevamente como plato fuerte más placebos que él esconde bajo la lengua, para escupir en la comida de alguien más. Después de la comida, llegan volando sus amigos, los recibe en el área de juegos, descienden del cielo formando un espiral de estrellas y burbujas que chocan contra su cara, se saludan con un fuerte abrazo. El espantapájaros tiene una apariencia tétrica, una muy distinta a la de la bruja; pero David no le teme, es a él a quien cuenta sus mayores miedos, él sabe que le protegerá a costa de todo. La bruja por otro lado, detrás de ese dulce rostro oculta las pesadillas que es capaz de crear, unas que el mismo demonio despertaría con sudor en la frente durante su siesta de la tarde.

Una vez que llegan se toman de la mano y cruzan un portal, los verdes bosques se van tiñendo naranjas, las hojas de los árboles caen rápidamente, todo comienza de manera inmediata a secarse, el sol se oculta, en el mundo común el tiempo se detiene. Ellos juegan con la eternidad se desnudan y danzan bajo la luna, la bruja y su cuerpo perfecto se moja por la lluvia, David la tira en el suelo y lame despacio su entrepierna, al tiempo que el espantapájaros acaricia sus senos, ella canta una dulce canción; al estallar sus gemidos todo este mundo se torna en una inmensa oscuridad y luciérnagas se acercan a ellos atraídos por el aroma del sexo húmedo de la bruja. En el mundo real David solo esta tirado en el pasto, su mente se encuentra seduciéndola y complaciéndola.
Una vez terminado el acto vuelven a danzar en círculos, ella hincada en el centro invoca espíritus de pequeños animales (ratas, cuervos y serpientes) que comienzan a integrarse poco a poco a este ritual.

Mientras danzan alegremente, la oscuridad los arropa suavemente y las nubes de tristeza, de decepción, de engaño dejan caer su furia sobre ellos. Cuando nada más importa otro día más termina y los tres tienen que dejar de jugar.

En sus lindos sueños los conejitos yacen tirados en el suelo con la sangre a su alrededor, un perro de aspecto diabólico consume sus almas puras, lame sus heridas y se convierte en humano.

Su habitación esta plasmada de dibujos, en ellos siempre hay algo muerto, un animal, una persona, una planta. Esta ansioso de sangre, de juegos y rituales, un bebé de su edad no debería pensar en estas cosas.

La ultima visita de sus padres, lo abrazaron mientras el se quedo callado viendo al cielo, se quedo esperando que sus amigos llegaran; pero sabe que en los días de visita ellos no vendrán.

El no percibe el mundo como todos, el dejo de ser niño. Se convirtió en un asesino, jamás se entero. Concebir las cosas perfectas y divertidas es cuestión de la infancia, recorrer caminos ocultos es para los elegidos, el conoce lo que pocos en el mundo verán, la sangre le abrió los ojos

Es la mente de un niño perturbado, de un fututo psicópata con alma de psicólogo, es un bebé que imagino a una bruja y un espantapájaros para matar su tiempo por las tardes, fue un mala consejo de la televisión y un juego lo que provoco que acuchillara a otro niño. A este pequeño que probo la sangre y que sonrió con su sabor, esta atrapado en un mundo de placebos y batas blancas.

Los mundos son pequeños, las imaginaciones no, el nunca lo que hizo, sus inyecciones no son sedantes, son distintos tipos de venenos; por alguna razón siempre vuelve a despertar.

domingo, 6 de junio de 2010

“¿Cómo quererte?”

“¿Cómo quererte?”
De: Oscar Javier Palacios Torres

¿Cómo quererte?
Es una pregunta concreta,
Una teoría no explicada.

Somos elevaciones del pensamiento,
Unas que al tocar el suelo,
Se vuelven presas.

Algún día nos arrancamos el corazón,
Con la ilusión de olvidar;
Pero siempre recordamos,
Que alguna vez tuvimos uno.

Flotamos en sueños,
No ahogamos en lágrimas.

¿Cómo quererte?
Es una pregunta,
Un gran acertijo,
Uno sin respuesta.

¿Cómo no hacerlo?
Solo dime eso.